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Eterna estudiante y cuasi artista aficionada a la gran mayoría de medios clásicos. Lectora empedernida y rockera incurable.

miércoles, 14 de marzo de 2012

La Leyenda de Ymre (III)

Tomando impulso salí rápidamente del lecho submarino. Y su luz me atravesó como miles de corrientes de amor cristalino que me hacían estremecer de placer. Y ví que en la superficie estaba Ella, esperándome como mi fiel amante al caer la noche...

Y de este modo cada día al llegar el frío atardecer, Ella me llamaba y yo salía de mis oscuros abismos donde sólo podía para bañarme en su luz y gozar de su amor, y al llegar la mañana tristemente nos separábamos.

Pero, un día, quise contemplarla más tiempo del que debiera, ávida de sus caricias, y el sol, implacable en su avance, llegó como un poderoso titán dorado que abrasaba con su luz cegadora. Tuve miedo. Más miedo del que nunca pude imaginar, entonces quise huir de Él. Pero Él me llamó. Sabía quién era, conocía mi nombre....

La Leyenda de Ymre (II)

Una y otra vez intenté llegar a la orilla llorando desesperadamente, suplicando a los dioses que me dejaran sentirla a Ella una vez más.

Silencio fue lo único que escuché y mi llanto tan triste se escuchó que el Silencio se apiadó y prometió hacerme compañía desde la orilla. Pero eso no me consoló, y lloré intensamente hasta que no me quedaron lágrimas. Y mi llanto se convirtió en un melodía de gemidos, súplicas y murmullos. Una ola de furia se apoderaba inexorablemente de mi corazón y yo lentamente retrocedía hacia la tenebrosa profundidad del mar sumida en oscuros pensamiento que llenaban mi alma de rencor.

La luna, desolada ante tal espectáculo de desesperación me llamó por primera vez por el nombre de mi espíritu, pues no es el mismo que el del cuerpo y éste había quedado olvidado en las rocas. Ymre me llamó y cariñosamente su luz proyectó sobre la superficie del mar, tratando de iluminarlo para encontrarme.

Mientras, agazapada entre rocas y corales me hallaba yo, como un terrible monstruo submarino llorando y lanzando temibles amenazas al mundo. Pero escuché su llamada. Y supe que ese era mi nombre...


martes, 13 de marzo de 2012

La Leyenda de Ymre (I)

Y mientras las olas rompían en las rocas, mi espíritu crecía, se ensanchaba hasta abandonar mi cuerpo inerte y se alzaba en un bello espectáculo de danza etérea mezclándose con el viento y el agua como hicieran los dioses al regocijarse en su perfecta creación.
Y la luna. Allí estaba ella, como siempre, tan hermosa en inalcanzable regalándome sus destellos de plata oscura que hacían de mí una sombra de su blanca luz.
Pero me amaba, aunque yo entonces no lo supiera. Y vino a mí sin yo poder evitarlo, regalándome caricias apasionadas.
Pero quise más. Quise más de ella, de su hermosura, de su amor, de su luz... Y con soplo de aire fresco me alcé en un desesperado intento de llegar a ella, pero viento cesó y caí al mar; a un mar oscuro y profundo del que jamás podría salir...